30.9.13

25.9.13

El día que me casé ~ El día de la boda

Si habéis llegado hasta aquí sin desmayo y sin que se os haya desencajado la mandíbula de tanto bostezar puedo sentirme feliz. Si no es así dejadme que piense que no lo habré hecho tan mal si al menos seguís pendientes de cómo termina la cosa, a pesar de los bostezos...No, no hace falta que me lo aclaréis, es más bonita la fantasía ;)

A grandes rasgos ya he ido hablando del día de la boda, de cómo casi salté al techo cuando sonó el despertador, de lo poco que dormí porque estaba nerviosa (no lo he contado pero lo hago ahora). Por lo de casarme pues sí porque ya estábamos muy bien tal cual estábamos y no quería que se fuera a estropear. Y por supuesto por la "puesta en escena" de todo en lo que había estado trabajando en los dos meses previos.

He contado que me relajé en la peluquería. Hasta el punto de que fui capaz de hacerme esta foto:


De que salí de la peluquería y entré en pánico cuando me dí cuenta de la hora que era y que aún me faltaba comprar las flores, hacer mi ramo, los prendidos del novio y el padrino, comer, maquillarme, vestirme, hacernos la sesión de fotos en casa (ramos incluidos), salir a tiempo, pintarme las uñas (esto era de importancia vital como todo el mundo sabe), hacer repaso mental cada media hora de todo lo que estaba listo y lo que no, reunir todo lo que teníamos que llevarnos y conseguir que no fuera asaltado por mis gatos molones y también muy curiosones. (Les encanta probar cómo suena cada papel nuevo al rasgarse, meterse en las bolsas, tirar cosas al suelo para oir cómo caen, morder cualquier cinta decorativa y cuando ya han satisfecho su curiosidad y necesitan un reposo tumbarse encima de lo único que haya en la habitación que no deba ser aplastado).
Todo ello se traduce en que tienes que dejar muchas cosas para el final porque si no antes se estropean (atar los globos en el coche a pleno sol, secar los tallos de las flores para que no vayan mojados, hacerte las fotos sin arrugarte demasiado la ropa, bla bla bla). Dejas muchas cosas para el final que tendrás que hacer en un tiempo muy pequeño y sin perder la compostura, claro. Suerte que no hizo el típico mes de junio caluroso y eso ayudó bastante a lo de la compostura.
Por ello conté que comí mientras me pintaba las uñas, me levanté ochocientas veces y fui flotando de un sitio a otro. No flotaba de felicidad todavía, es que me movía tan rápido que no tocaba el suelo.

El milagro fue que llegamos a tiempo a todo. Bajamos cargados con las bolsas de los kits del invitado, la cámara, el trípode, el ramo, el bolso (en mi caso) y lo dejamos todo en el portal. Abrí un poquito la puerta y salí con la cámara. Lo que inmortalicé fue esto:


A mí me inmortalizaron así:


Fue un momento muy bonito porque estaban todos guapísimos, por fin, allí juntos. Hicimos un poco de follón porque eran las cinco de la tarde, un viernes tranquilo, y salió hasta el vecino a ver qué pasaba. Al menos aprovechó para felicitarnos.
Estuvimos un buen rato haciéndonos fotos, jaja, tuvimos nuestro momento hollywood, con tanta cámara apuntando y por fin conseguimos arrancarnos de allí e ir rumbo a la ceremonia. Encontramos un poco de atasco que le dio nervios emoción al trayecto mientras alegremente perdíamos los globos que habíamos atado con cintas a las puertas del coche. Dentro íbamos solos el novio y yo, abriendo la pequeña comitiva, comentando cada momento; yo hacía fotos con el móvil:


Llegamos al ayuntamiento donde nos casaban y lo que allí sí hacía era bastante aire. Seguimos haciéndonos fotos. Preparamos la documentación. Repartimos los kits del invitado. Los niños ya empezaron a dar buena cuenta del contenido. Más y más fotos. Le adjudiqué la cámara a mi hermana así que la teníamos siguiendo nuestros pasos.






Por fin entramos, y en un ratito allí estábamos sentados el novio y yo, delante del alcalde y la ayudante.

Aquí hago un inciso. Aparte de otras razones la gente suele preferir las bodas religiosas porque son más vistosas, más largas y como que tienen más peso.
La idea de una ceremonia civil es que es breve, funcional y con menos encanto.
A la nuestra no le faltó encanto, fue emotiva, pero lo que seguro no fue es breve.
El alcalde, al que agradezco su interés en hacer una ceremonia cálida y acogedora, no escatimó el tiempo, fue amable y se implicó consiguiendo darle un aire informal y entrañable al acto en sí.
Pero lo que me dejó fuera de juego fue que nos hizo una introducción con la historia del pueblo. Quedará como la anécdota de nuestra boda para los restos.
No fue una introducción de dos palabras, no. Fue una generosa explicación de los orígenes del lugar y su evolución. Yo miraba a mi hermana, a la única a la que podía mirar disimuladamente porque ella estaba parapetada al otro lado de la mesa del salón con la cámara, e intercambiábamos expresiones entre el asombro y la risa, sorprendidas por aquella forma de empezar. Yo no podía ver al resto salvo a mi suegro que tenía al lado y a mi inminente marido pero girar la cabeza teniendo enfrente a un alcalde entusiasmado en su relato no era muy compatible con el disimulo.
La verdad es que puso toda su buena intención y salvo esa pequeña charla cultural fueron magníficos. La fórmula para dar el "sí, quiero" era más parecida a la tradicional, y muy emotiva, no un breve "sí, acepto". Nos dejaron después un montón de tiempo para que disfrutáramos del momento mientras nos preparaban el libro de familia y toda la documentación; con anécdota y todo solo tengo buenas palabras para ellos.









Salimos de allí y los invitados nos bañaron en confetti, nos hicimos más fotos y nos fuimos a tomar algo porque estábamos sedientos, que hizo un buen día pero no dejaba de ser un 14 de junio por la tarde.


Ya desde allí nos fuimos al sitio que cuatro meses antes habíamos ojeado para hacer las fotos después de la ceremonia y descubrimos que cuatro meses dan para que la naturaleza trabaje mucho si nadie la frena. Nos encontramos con que la extensión que habíamos pensado como adecuada era ahora un bonito campo de cardos de un metro de altura o más.
No tengo nada en contra de los cardos. De hecho los considero muy fotogénicos:


Pero resultan un poco incómodos cuando tienes que hacer fotos de grupo, con tacones y vestidos vaporosos.
¿Iba a ser impedimento para nuestro propósito? Nunca. En el lado opuesto teníamos un hueco para la sesión -no exento de cierta dificultad de acceso- que ya habíamos visto en marzo en previsión de contratiempos.




Terminada la sesión recogimos todo y nos fuimos al restaurante. Allí los novios nos adelantamos para decorar la mesa.
Era el momento final de desplegar parte de lo que había estado haciendo estos dos meses atrás, para un espacio que no sabía cómo sería y que por fin tenía delante.
Hablé con los camareros y solo hubo que cambiar dos platos de sitio para dejar instalada la zona del libro de invitados y la decoración principal.


Los gatos-novios quedaron delante y entre nuestros dos servicios, el del novio y el mío, y coloqué los cuatro meseros en sus sitios correspondientes.



Los invitados ya podían pasar. Empezaba la cena por fin. Ahora sí que ya solo quedaba disfrutar y dejarse llevar por el momento.



El regreso

Concierto al aire libre el día después. Uno de los violinistas es mi cuñado 
Hay muchas más fotos pero esas las dejo para el álbum personal.


P.D. : Mi más sincero agradecimiento a la fotógrafa principal, por su buen hacer, su disposición y paciencia para estar de aquí para allá haciendo clic y sobre todo por ser una hermana como pocas (yo diría como ninguna). Gracias a todos los invitados por vuestras fotos y entusiasmo y especialmente por compartir ese día con nosotros.

23.9.13

El día que me casé ~ Las fotos

Inspiro....Espiro.... 
Para una pirada de la fotografía como yo no fue fácil esta decisión. Sobra decir que me encanta, que cuanto más aprendo, más descubro y más me gusta; es una disciplina más exigente de lo que parece (aunque siempre gratificante), con importante trabajo silencioso de fondo, del que no se ve, que va más allá de encuadrar y hacer clic.
No me gusta tanto el concepto de reportaje de boda clásico. No hay nada malo en ello, ese tipo de fotos están perfectas si son lo que buscas. Yo prefiero las fotos más personales. Se llevan haciendo desde hace tiempo y cada vez se hacen más. Probablemente estemos hablando ya de un "clásico" en la fotografía de bodas.
Me gustan aquellos fotógrafos y fotógrafas que exploran en cada sesión, que tratan de plasmar momentos únicos, que observan a las personas que tienen delante de su objetivo y consiguen crear un ambiente propicio para que los protagonistas se sientan cómodos y puedan ser ellos mismos.
Me gustan los fotógrafos y fotógrafas que intentan llevar este tipo de fotos a un plano algo más creativo, que miran de una forma diferente y personal a través de la cámara.

Recordemos las premisas de las que partíamos para organizar nuestra boda: una boda con pocos invitados y por lo tanto muy íntima y por encima de todo el deseo de hacer una boda muy personal. Un presupuesto normal para una boda pequeña.
Al tratar el tema de las fotos estuvimos dándole unas cuantas vueltas. No era de sentido común invertir en la fotografía lo mismo o más que en cualquiera de las partidas importantes de una boda tan sencilla. Y no porque pensemos que el trabajo fotográfico no lo valga. Pero tampoco estábamos dispuestos a considerar otro tipo de fotografía que no fuera la que queríamos. Así que decidimos hacer nosotros las fotos y por supuesto contar con la colaboración de los invitados.
¿Cómo puedes ser la novia y la fotógrafa en tu propia boda? Con mucha calma, algo de planificación y ayuda...Ah, y con margen para asumir que no vas a poder estar delante y detrás de la cámara a la vez todo el tiempo. Eso es imposible. Así que tocaba relajarse y disfrutar.

Lo que sí se podía hacer era fotografiar antes de la boda. Cada vez que llegaba un pedido o tenía terminada una parte: sesión fotográfica. Lo verdaderamente difícil iba a ser tener ocasión de fotografiar los elementos in situ aunque se podía intentar. Así que para no perder detalle contaría con las fotos previas, con tiempo suficiente para hacerlas y controlando un poco mejor las condiciones de la foto. 
Pero no quería dejar de ver el resultado de varios meses de trabajo en su contexto. Aprovechando que los novios, antes de la cena colocaríamos los elementos que adornarían la mesa mientras los invitados se relajaban tomando algo, aproveché para hacer las fotos. Había que ser rápidos pues la luz a partir de ahí ya solo menguaría.

Puede que os estéis preguntando qué pasaba entonces con las fotos de después de la ceremonia. También estaba contemplado :). Cuando fuimos a cerrar con el restaurante la fecha de la celebración buscamos un sitio en los alrededores que fuera rústico y accesible y lo encontramos. Cerca de una ruinas había una explanada que podría ser adecuada y allí nos haríamos nuestra sesión.
¿Pero qué es una boda sin contratiempos? Un jardín sin flores. En este caso plantas silvestres. Una cosa es localizar el sitio en marzo y otra bien distinta hacerte las fotos en junio. Que la naturaleza sigue su curso y allí nadie había cuidado de la zona verde así que cuando llegamos las plantas (cardos incluidos) llegaban por encima de la rodilla. 

Por todo ello (contratiempo incluido sin saberlo) y porque admitámoslo, si eres la novia y la fotógrafa algo va a verse más limitado y estaba claro que era la fotógrafa, había un plan b o mejor dicho un plan pre-b. En casa, una vez arreglados y con tiempo suficiente nos hicimos nuestra propia sesión. Porque sí, porque eran de los momentos antes y porque tendríamos más calma (juas) y podríamos dedicarnos con un poquito más de atención a nuestras fotos de boda.

Me encantaba la idea de hacerme unas fotos al estilo en que se hacían las fotos mis abuelos o mis padres cuando eran jóvenes. Ya lo he dicho pero me encantan las fotos antiguas. Me pareció muy divertido. Podrían salir mal las que nos hiciéramos al aire libre pero tendríamos nuestras fotos de boda sí o sí.

Por supuesto primero la foto prometida del novio:
[Textura: Encadilarte]
[Textura: Encadilarte]


[Texturas: Encadilarte y Kim Klassen]
[Texturas: Encadilarte y Kim Klassen]


20.9.13

Sendas de fin de semana



dispuesta a asumir nuevos retos, ignorando lo que el camino nos espera.

Parar un momento para valorar lo conseguido,

y descubrir qué había en lo alto de la cima.

Mirar atrás y ver lo lejos que nos han llevado todos los pasos dados de uno en uno.

y volver a dejarse llevar por la ruta, encontrando siempre un paisaje distinto.

Aunque a veces el rumbo parezca repetirse y las fuerzas flaqueen

siempre merece la pena si es para encontrar una luz nueva desde la que mirar las cosas.

Despedir el día sintiéndonos pequeños héroes por la gesta realizada

y hallar recompensa en el reposo después de haberlo dado todo

merece celebrarlo como una pequeña gran victoria que nos impulsará a seguir creciendo.

(Fotos realizadas, editadas y compartidas a través de móvil)

18.9.13

El mejor fuego no es el que se enciende rápidamente

Esta frase no es mía. Es de George Eliot (en realidad Mary Anne Evans, escritora británica del XIX). Pero me viene al pelo porque es la que me tengo que recordar últimamente. Yo contaba con que habría retomado ya la semana pasada la publicación de la última parte de "El día que me casé" pero mi equipo no funciona correctamente y me está dando variados y leeeentos problemas que hacen que cualquier acción se eternice así que aquí me veo, mordiéndome las uñas mientras miro los días pasar. 
Como no sé cuándo estará funcionando de forma satisfactoria y eficaz al 100% he decidido hacer un paréntesis en la publicación de esas entradas, que espero que sea muy breve porque aunque lento el equipo funciona. 
Lamento el parón y agradezco la paciencia. Prometo que no era una estratagema para provocar expectación. :)

Para empezar a desentenderme de estos y otros agobios más serios que me han estado acosando desde hace un tiempo le hago una pedorreta a los contratiempos, cortesía de mi gata, a la que pillé ayer con la lengua fuera como si tal cosa. 
Si ya sabía yo que los felinos son muy zen y maestros declarados en aprovechar el momento. Ahora sé cuál es su secreto. ;)